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Sólo dos de entre 400 prostitutas se atrevieron a denunciar en Navarra

lunes, 5 de mayo de 2014

De esta forma titula el Diario de Navarra una noticia publicada hoy mismo sobre la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Según se establece en el contenido del artículo, sólo dos mujeres de entre las 16 que fueron asesoradas por la Policía Nacional para denunciar dieron el paso definitivo. En este sentido, y según declaran responsables de Extranjería de Policía Nacional en Pamplona al medio de comunicación mencionado, es preciso manejar varios indicios para detectar si una mujer está siendo sometida a trata.

SEULEMENT DEUX D’ENTRE 400 PROSTITUÉES ONT OSÉ DÉNONCER EN NAVARRE (L’ESPAGNE) Ainsi l’établit le «Diario de Navarra» dans un article de la presse qu’il publie aujourd’hui sur la traite des êtres humains aux fins d’exploitation sexuelle. Comme il est établi au contenu de l’article, seulement deux femmes d’entre 16  qui ont été conseillés par la Police Nationale pour dénoncer ont donné le pas définitif. Dans ce sens, et comme déclarent des responsables d’Extranéité de la Police National à Pampelune au média mentionné, il est précis utiliser quelques indices pour détecter si une femme est soumise à la traite [Le texte continue en espagnol].

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«El primero es su situación legal: la mayoría de las víctimas de trata no cuentan con un permiso legal de residencia, lo que les hace aún más vulnerables de cara a los responsables del negocio de prostitución. Además, desconfían de la Policía. Saben que no tener la documentación en regla sí es algo ilegal, que les puede acarrear la expulsión del país». El segundo aspecto es del de la nacionalidad: «Muchas de estas víctimas de trata provienen de países africanos, asiáticos o de Europa del Este». En tercer lugar, la edad, ya que «cuanto más pequeñas son, más desprotegidas y con mayor desconocimiento de sus derechos se mueven en ese mundillo». Y ya por último, el lugar donde ejerzan la prostitución: «Los pisos o locales de carretera son lugares donde las mujeres pueden ser explotadas con mayor impunidad», aseguran.

En el caso de Laura, al que se hace referencia en el artículo, la policía vio desde el principio que la situación que relataba podía ser constitutiva de delito. Consiguieron de ella lo más difícil, a saber, que se prestara a contar lo mismo que les había dicho delante de un juez. En calidad de testigo protegido, se le tomaron declaraciones y fotografías. El juzgado dio luz verde a vigilancias, seguimientos y escuchas que finalmente derivaron en las detenciones de sus explotadores y la desarticulación de la trama.

Los responsables policiales explican que en muchas ocasiones la dificultad estriba en poder acceder a los pisos. «¿Cómo saber del delito? Hay víctimas que desconocen que lo son y no tenemos la posiblidad de acceder a estas viviendas particulares. Si voy al piso y me identifico como policía me pueden echar. No tenemos recursos jurídicos que puedan amparar que inspeccionemos el piso». Cuenta que a veces tienen conocimiento de estos lugares a través de denuncias o quejas de comunidades de vecinos, que no desean pisos en los que se ejerza la prostitución. En otros casos siguen el hilo de un anuncio en prensa. «Detrás de un reclamo de contactos llamativo en un periódico no es raro encontrarse con una víctima de trata. El piso es más irregular, más marginal que un prostíbulo. De mayor impunidad al delincuente».

Para dar mayor agilidad a los procesos y tratar de contar con más testimonios de denuncia, los responsables policiales consultados por Diario de Navarra apuestan por la concienciación y la mejor compensación a las mujeres que dan el paso de declarar: «Hace falta cambiar el chip. Las víctimas son víctimas, no delincuentes. Están traficadas». Hasta hace años no existía forma de compensar. «Relatan su testimonio como testigos protegidos y son acogidos por asistentes sociales».

Una de las partes más complicadas es la de conseguir que confíen en la Policía. «En un mundo marginal, la Policía es el enemigo. Vencer esa resistencia es muy difícil, pero se intenta. Yo me presento y si algún día tienen algún problema les digo que aquí estoy y les dejo el teléfono».

Preguntar por los clientes es asimismo complicado. «Los hay apenados por la víctima. Otros piensan que son unas trabajadoras más y no se fijan en su situación. También están los que se encariñan con ellas. Nos ha ocurrido alguna vez y que a través de ellos finalmente denuncien, pero es difícil».

Según los cálculos de los responsables policiales, unas 400 mujeres ejercen la prostitución en Navarra: 250 en una veintena de clubes de alterne; entre 100 y 150 en pisos; y una quincena en la calle.

Fuente: Diario de Navarra